Christabel LaMotte y Cesárea Tinajero son mis poetas favoritas
Por qué debería de volver Posesión, de A. S. Byatt al oh todopoderoso mercado editorial marcado por la ansiedad lectora.
“Exactamente. De eso se trata. De lo que pudo sobrevivir a nuestra educación”
Posesión, A. S. Byatt
Me ha dado mucha pereza sentarme a escribir después de una semana de vacaciones y otra semana intentando comprender que había vuelto de vacaciones. La ansiedad por reincorporarse a horarios y rutinas me ha hecho pensar en las lecturas impuestas y en las lecturas deseadas.
Pasamos gran parte del tiempo pensando qué leer, si leemos lo suficiente, si es interesante, buscando reviews, puntuaciones, estímulos externos: motivos para reafirmar nuestra decisión. En una industria sometida, como todas, a la lógica capitalista (aquí iría un discurso contra el Estado, la productividad y el dinero, de hecho lo va a haber) no podemos esperar otra cosa de esto sea nuestro trabajo o afición.
Escribo estos textos un poco para descansar mientras intento hacer una crítica de las dinámicas de las que no quiero participar. He hablado de listas, ediciones especiales y/o limitadas, fetiches y elitismo. Todo ello me ha llevado a dejar de pensar en el objeto para pensar desde el sujeto. Es decir, buscar alejarme un poco de los libros si quiero pensar en y como lector. Me encanta leer, pensar en hacerlo, buscar libros no visibles a primera vista, sentirme un poquito especial, etc. contradiciendo un poco el anterior párrafo pero solo un poco y sintiéndome mal a veces. Supongo que por eso últimamente compro más en Todo Colección y Wallapop.
Un amigo me dijo hace poco que este año va a leer libros largos porque quiere bajar el ritmo, leer cosas que impliquen más tiempo para poder ignorar todo lo que le obliga en su día a día a ir rápido. Otro me ha contado que lleva años sin leer cosas nuevas porque con el tiempo se ha dado cuenta de que se pierde lo que le interesa de verdad si se deja llevar por eso y que los libros tienen su momento. Tiene razón, si no es el momento de leer eso no es necesario hacerlo.
Justo he ido tomando esa misma decisión sin darme cuenta y me he visto rodeado de muchos más títulos en este mes de enero que en casi todo el año pasado y ninguno me da pereza. No tengo prisa por leerlos porque la mayoría son largos y necesitan que pare todo lo que estoy haciendo y pensando para divertirme leyéndolos. Estoy aprendiendo a no utilizar el leer como excusa para parar un rato y seguir. Estoy buscando poner la lectura delante de lo demás cuando es posible. No sé si estoy explicándome bien: ahora leer y todo lo que yo relaciono con eso están empezando a tener el lugar que quiero que tenga y lo demás es lo que hago entre eso. Esto, por supuesto, me está ayudando en mi relación con el mundo. Pero lo que quiero reivindicar hoy es otra cosa:
Por favor, que alguien reedite Posesión de A. S. Byatt
¿Por qué debería de volver Posesión al oh todopoderoso mercado editorial?
Byatt escribe una novela victoriana dentro de una novela contemporánea en la que abarca desde la crítica al sistema universitario, no solo a nivel enseñanza sino a nivel laboral y expone todas las actitudes machistas y violentas de un patriarcado intelectual de los años 90 que sigue existiendo ahora. Tiene sentido que se convirtiera en un bestseller por su primera capa de novela romántica (en el sentido más literal de la palabra) y que ganara el Booker en 1990. Pero también lo tiene que se haya convertido en un libro de culto y casi inédito por la idea de novela romántica (en el sentido más teórico de la palabra).
Posesión tiene lo más atractivo de una novela victoriana como podría ser Orgullo y prejuicio, de la novela de desarrollo del Mujercitas y el juego de investigación que tanto se venera (y con el que estoy de acuerdo porque es maravilloso) en Los detectives salvajes. Christabel LaMotte y Cesárea Tinajero, mis poetas favoritas.
La propia Byatt tenía un discurso muy crítico con lo que llamó degradación de la imaginación cuando se menospreciaba a escritoras como las Bronte y la banalización y condescendencia comercial al malentenderse, según explicaba, el romanticismo. Algo que sufrió ella directamente con la adaptación de esta misma novela al cine.
Todo esto converge con el intento de parar, leer libros que exigen más tiempo y espacio en la cabeza. Rechazar las dinámicas del mercado y leer lo que quieres, incluso si es una novedad, por supuesto. Pienso mucho en algo que ya dijo Juanpe Sánchez: poner los libros en el centro. Además, una de las referencias de Posesión y portada de la edición española es el cuadro El encantamiento de Merlín, de Eduard Burne-Jones. Una escena de Merlín con la Dama del Lago, Nimue, que le lee un libro de hechizos que me recuerda a la escena de la película de Merlín el encantador en la que él y Madame Mim tienen un duelo de magia.
Byatt construyó esta novela, y el resto, entre la documentación meticulosa y la imaginación, lo que me hace pensar en ella como alguien que representa el equilibrio perfecto entre el estudio y el juego tumbando el elitismo intelectual desde dentro.
Repito: que reediten el Posesión de A. S. Byatt ya mismo. Que Alfaguara y Lumen hablen con Anagrama, que reunan su obra o que la suelten para que una editorial la reciba con cariño.
Me has dado unas ganas locas de leer Posesión, no he leído nada de Byatt aún, pero la tengo fichada desde que leí a George Miller hablar sobre ella cuando promocionaba Tres Mil Años Esperándote...
Lo divertido que es dejar de imitar las lecturas y los ritmos impuestos y centrarse simplemente en divertirse. La semana pasada me empecé Las Primas, de Venturini, y llevo tres o cuatro días sin poder ni abrirla, pero sólo por tenerla ahí, la pienso a cada rato, como si la leyera continuamente y ocupara su propio espacio. Qué bueno leerte, Adrián :)
¡Ah, y terminen con los retos lectores!